sábado, 13 de septiembre de 2008

NOS ADHERIMOS (1)



Hubo una época en Uruguay en que el mate estuvo prohibido. Los indígenas de las misiones jesuíticas no tenían permitida la hierba (yerba). Alteraba la mente, decían las autoridades. Pasó el tiempo y la libertad y el sentido común se abrieron camino. Aún en épocas de la dictadura, portar un mate era una actitud de rebeldía ciudadana ante una de las tantas prohibiciones absurdas que imperaban. La dictadura cayó, pero otra hierba o yerba sigue prohibida. Las políticas y el marco legal actual han estigmatizado


Así como el mate fue ganando espacios, los prejuicios van cayendo. Los atropellos a quien inocentemente tiene una planta en su casa son menos frecuentes, aunque todavía ocurren. Razonablemente alguien puede –sin molestar a nadie– fumarse un porro en una plaza sin arriesgarse a terminar en prisión. Valoramos también la libertad de reunión que se están ganando en actividades como estas o las de la plaza Independencia. El tabú social es sensiblemente menor. Sin embargo, muchísimos uruguayos que fuman, prefieren que no se sepa, debido a la hipocresíao y excluido a los consumidores.

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